El tampico se obtiene de las hojas de un
agave (lechuguilla) que crece
principalmente en México. Las hojas
carnosas de estos agaves se cortan y se
golpean con bastones y máquinas
especiales para extraer las fibras.
Después, estas fibras se secan al sol y
se seleccionan según su grosor y su
longitud. Gracias a sus excepcionales
características de higroscopicidad,
biodegradabilidad y resistencia al calor
y a los agentes químicos, el tampico se
utiliza en muchos tipos de cepillos para
uso doméstico o industrial.
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